miércoles, 4 de febrero de 2009

El San Ignacio es una de las primeras opciones para el jóven rumbero venezolano

Los precios del servicio de la Vodka varían desde 240 a 350Bs, del Whisky de 250 a 420Bs, del vino blanco de 130 a 250Bs y de Tequila de 250 a 280Bs de un establecimiento a otro en el mismo comercial, aunque no sea de tanta influencia al momento de elegir un local.

A partir del jueves en la noche los pasillos del Centro Comercial San Ignacio se ven repletos de adolescentes y jóvenes contemporáneos dispuestos a disfrutar de la noche en los más diversos locales. Entre los predilectos por el público se encuentra 205 y Privé, mientras otras como Vintage se están viendo afectados por la falta de novedad.

Jueves, diez de la noche. La avenida Blandín con Santa Teresa de Jesús en la Castellana, poco a poco se está llenando de carros que se dirigen a uno de los centros nocturnos más concurridos de la capital. Chicas en vestido, hombres con Paltó otros con blue jeans, pero siempre intentado imponer su estilo.

Un grupo de 5 muchachas mayores de 18 años, pero que no pasan de 21, van hacia su primera opción de rumba, el local 205. A las once de la noche todavía puede considerarse que está vacío, sólo unas 60 personas mientras su capacidad ese de 1000. Por esto la música son remixes de los cantantes pop conocidos, Britney Spears, Katy Perry o Pink.

El ambiente hace sentir a los rumberos como en una casa antigua, elegante, con una imponente biblioteca como barra, móviles y el techo negro. En el segundo piso hay una zona VIP, dónde Maria Eugenia Marrero y sus amigas son rechazadas “Tienen que comprar más de un servicio” les dice el seguridad. Si hubiese estado el guardia al que conoce seguro hubiesen entrado.

Intentan ir al otro ambiente al aire libre que está junto a la calle. Se sientan y piden el servicio más económico, Vino tinto o Vino Blanco 130Bs. Pero con ese servicio no pueden quedarse en las mesas. Le ofrecen Vodka 240Bs, Tequila 250Bs o Whisky 12 años 435Bs. No les gustó el trato que le dieron. Prefieren irse a otro local en la misma Planta Baja, Privé.

Jueves es noche de Tártara para esta discoteca. El grupo venezolano se presenta semana a semana haciendo bailar a todos los asistentes. Pero todavía son las 12 de la noche y se presentan a la 1:30am. Maria Eugenia pide un servicio de Vino Tinto Terratina a 250Bs. Sabes que está más caro, pero prefiere el ambiente.

Techo negro, paredes rojas, una columna en el medio rodeada de muebles, pantallas por todo el local y una grande donde explican sus descuentos desde las siete hasta la una de la mañana. Afuera junto a la calle hay de nuevo toldos con antorchas teniendo un estilo más privado. Cuando Tártara comienza, un shot de tequila a 25Bs ayuda a que comience la noche.

Un grupo más pequeño pero con más edad se acerca a Vintage, en el mismo Centro Comercial pero en el nivel Terraza. No tienen problema para entrar y suben para uno de los locales con la mejor infraestructura que Joselyn Sosa hubiese visto. En toda la pared del fondo había un ventanal donde se podía ver toda Caracas. Un espectáculo que vale la pena aprovechar.

Suben a una tarima junto a la ventana, sentándose en los muebles blancos en forma de cubo. Piden un servicio de Whisky, Etiqueta Negra 435Bs, aunque pudieron ordenar Vino Blanco a 150Bs, más económico que todos los locales. Son las dos de la mañana y hay 200 personas de las 700 que puede tener. Joselyn sabe que ya pronto tendrán que buscar otro local más nuevo.

Para los jóvenes caraqueños las noches del fin de semana están llenos de discoteca, pero en la búsqueda siempre de los mejores precios, música, trato y más importante aún, la novedad. Aunque unas pasen de modas y otras se queden, la tendencia de la vida nocturna capitalina no será algo del pasado en muchos años.

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