lunes, 16 de marzo de 2009

Federico Pacanins:

"Los venezolanos no somos sólo arroz con caraota, podemos ser caviar"
Un hombre alto, elegante y con semblante serio, se sienta serenamente en las sillas de color vinotinto del auditorio. Se acomoda en el asiento, dobla una pierna y comienza a realizar movimientos con las manos mientras entabla conversación. Habla pausadamente, con tono grueso y detrás de los lentes se vislumbra una mirada profunda que evidencia el análisis y escrutinio de las preguntas.

Este venezolano nacido en el año 1955, es muy conocido por las diversas actividades que ha realizado en su vida. Ya sea bajo el nombre de Guillermo Vegas como Abogado graduado en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) en 1977, o como Federico Pacanins, locutor, crítico musical, especialista en Jazz, productor de radio y autor de libros como Jazzofilia (1996), El libro del béisbol (1999), Conversaciones con Aldemaro Romero y Orilla de la Playa (2006).

En el momento que obtiene el título en la UCAB, consigue también el de locutor y es a partir de ese momento cuando divide su nombre, Guillermo Federico Vegas Pacanins, en dos identidades distintas, pues no era muy aceptado un hombre de leyes en la comunicación social. Así comienzan dos etapas distintas en su vida.

Es una persona entregada a su trabajo, fundaciones y organizaciones que fomenten el conocimiento de la cultura, especialmente la cultura urbana. Colabora en la revista Imagen, Fundación Bigott y Complot, además de publicar regularmente artículos y ensayos en El Nacional, Tal Cual y El Mundo. Ha realizado montajes músico-teatrales con el apoyo de artistas reconocidos y creó de la Canción de Caracas.

Dentro de todos estos éxitos y trabajos realizados se esconde un hombre culto, sencillo, serio y cordial, dispuesto a compartir un poco más acerca de su vida, los buenos libros, la importancia de la cultura urbana actual y cuál es la clave para un buen comunicador social.

— ¿Por qué se interesó en le comunicación social y en la abogacía?
— Pienso que toda persona se va formando desde niño y allí hay un germen que lo hace inclinarse hacia las cosas que le gusta y que va a desarrollar a través de su vida. Hay gente que desde muy pequeña manifiesta sus intereses claramente. Supongo que en mí había un niño que gustaba de la música, las artes plásticas e incluso la lectura, que luego derivó en un estudiante derecho, pero también en una persona que quería compartir sus gustos con otros.

— ¿Desde un principio le interesó sólo el área radial de la comunicación?
— Lo que pasa es que es una cadena de consecuencias, tienes que tomar alguno de los caminos que pronto puede abrirse. El comunicador de radio en un momento dado tiene que hacer reflexiones escritas, en otro momento realiza una conferencia o comienza a producir los actos que promovía en la emisora, hasta llegar a la crónica musical. Una cosa desenlaza con otras.

— ¿Cuáles han sido las grandes satisfacciones de su carrera?
— Poder compartir y proyectar algo de lo poquito que uno sabe. Hoy en día está la canción de Caracas, uno ve como algo que escribió, concibió y dirigió está siendo ofrecida por la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas en diversas comunidades de la ciudad. Otro ejemplo, Leo Matiz en Caracas, que realizamos con La Fundación para la Cultura Urbana compartiendo con una Alejandra Szeplaki. Además de haber producido discos y conciertos para un género de la música venezolana como el de Aldemaro Romero. Como productor se es un procurador para que el talento ajeno florezca. Estoy bastante agradecido con todos estos proyectos y más, que sería un poco largo enumerar pues son varios años en esto.

— ¿Cómo es percibida actualmente la cultura urbana?
— Hanny Ossott, una poeta venezolana que tenía un poder de revelación importante decía, “en Venezuela viven arriba las autopistas, abajo la Edad Media” y uno tiene la convicción de que a veces el hecho cultural es muy elitesco y convive con otro que es muy básico. Se quisiera nivelar esos dos extremos y tener un punto de encuentro. Los espacios de confluencia tienen que ampliarse para que entonces el individuo básico suba su nivel cultural y el individuo más elevado tome conciencia que el otro también es su hermano y está a su lado. Así la sociedad tendrá un camino interesante de progreso. En los últimos años, sin caer en política, se han ido ampliando estos espacios, cada vez se valoriza más la cultura. Por ejemplo en un espectáculo de ópera de un Federico Ruiz con su Martirio de Colón, se observa la gente que va y se compare con la que iba anteriormente y notas que el paragua se ha abierto.

— ¿Qué personajes han sido fundamentales en este proceso de amplitud de la cultura urbana?
— Primero, nadie tiene la hipoteca de la verdad y escoger siempre es excluir. Pero hay que arriesgarse. Uno piensa que la figura de un cronista como Arturo Uslar Pietri es fundamental. Un hombre que estaba pendiente de contar y recontar la historia de la cultura universal y de Venezuela, decir las cosas de una manera sencilla pero profunda. Creo en un artista como Jesús Soto, un hombre que nació en Ciudad Bolívar en los años veinte, llega a ser un individuo completamente proyectado hacia las artes plásticas del Siglo XX. El hecho de que Carolina Herrera sea la venezolana más conocida en el mundo y que lo haga en otra arte que ha venido ganando conocimiento en los últimos tiempo, no debe ser peyorativo, sino un ícono de elegancia, distinción y estilo. Oscar de León también es un músico que ha tenido mucho empuje internacional, Aldemaro Romero es el compositor venezolano más importante porque transitó desde la música académica hasta la clásica. Andrés Eloy Blanco fue el gran poeta del S. XX. En literatura se está abriendo el compás con Francisco Suniaga o Federico Vegas. El nombre de José Antonio Abreu también es un fundamental en este cuento.

— ¿Qué libro está leyendo actualmente?
— Acabo de terminar la Biografía del Conde de Baethus, pintor de bastante importancia en la segunda mitad del S. XX y ya anciano decide hablar, explicando el compromiso interno que tiene dedicarse a las artes. También terminé de leer El Pasajero de Truman de Francisco Suniaga, me parece que es una obra fundamental para el género histórico de Venezuela.

— ¿Qué libros serían de lectura obligatoria para cualquier persona?
— Aquí se mezclan los gustos. Empiezo por Guzmán, elipsis de una ambición del poder, de Ramón Días Sanchez. Libro que no se ha reeditado más en el país, pero es, para muchos, el mejor libro de la literatura venezolana, resume la vida republicana de Venezuela desde José Antonio Páez. Considero necesario buscar un sistema de filosófico en el cual basarse, por ejemplo, El uso del tiempo, de Rafael Tomás Caldera, pues los mejores libros de autoayuda son los de filosofía como el de Descartes, Discurso del Método. También hay cosas que marcaron. Mi infancia comienza leyendo las mil y una noches, donde se representa la imaginación del ser humano expuesta en toda su potencia, relatos realizados hace siglos pero que siguen cautivando actualmente. Me deslumbra una persona imaginativa.

jueves, 12 de marzo de 2009

Slumdog Millionaire: Una película que dejará huella...

Tenía muchas expectativas acerca de esta película, ganó ocho Óscar, así que algo importante e innovador tenía que esconder.

La historia parece algo muy simple, un joven que fue al famoso programa “¿Quién quiere ser millonario?” para que el amor de toda su vida lo vea por televisión y se reúnan nuevamente. El muchacho gana el dinero, se queda con la chica y todos felices ¿Eso es realmente Slumdog Millionaire? Creo que no…

A través de una trama sencilla, nos muestra la realidad hindú de una manera indescriptible. Al comenzar la película donde se muestra Mumbay, la violencia que tuvo que sufrir el niño desde pequeño, parece que estuviésemos viendo una simple película donde se trata de mostrar la otra cara de un país, ejemplos venezolanos: huele pega o secuestro express, de las cuales siempre nos quejamos que sólo muestran lo malo venezolano.
Es verdad que cualquier país tiene su aspecto negativo, una realidad de la cual la mayoría de la nación (y menos del mundo) estamos conscientes. Pero todo está formado de pros y de contras, de aspectos positivos y negativos, por lo cual hay que encontrar ese equilibrio que existe en el día a día para así plasmarlo en la pantalla. Esto fue, a mí parecer, el gancho Slumdog Millionare.

Se nos muestra la pobreza que hay, los métodos que utilizan algunas de las mafias más poderosas que existen allá para conseguir dinero, como la vida para la mayoría de las personas en ese país es muy difícil.

Pero al finalizar la película no quedamos tristes, con algo pesado en el pecho al recordar esas imágenes que muchas son realmente impactantes, si no que salimos con una sonrisa en nuestras caras porque hay esperanza, hay un mejor futuro, sólo hay que buscarlo.

Otra cosa sorprendente con respecto a la producción, es que fue realizada con muy bajo presupuesto, incluso utilizando en varias ocasionas cámaras Handycam normale para las escenas de Mumbay. Aunque algunas veces se puede observar que está sobresaturada la imágen, realmente le da esa chispa de veracidad, de calor, de estar realmente en India.

Los planos fueron planificados de una manera ejemplar, las que me causaron mayor impresión fueron las primeras en la persecución del policía a los dos niños. Tantos movimientos de cámara, tantos planos bien delimitados, con una música perfecta para el momento. Con ese comienzo ya íbamos bien.

Y hablando de música, la banda sonora fue fenomenal. Mezclaron sonidos actuales, según la trama de la película con la tradición Hindú. Quedé sin más nada que desear. Simplemente un equilibrio maravilloso. Por algo ganaron un Oscar por Mejor banda sonora.

Una película que ya es conocida por todo el mundo y seguirá cosechando éxitos. Una evidencia más que la creatividad, la manera de expresar un mensaje y poner un poco de cada cosa, amor, alegría, sufrimiento, realidad y hasta un poco de baile al final, pueden ser los elementos necesarios para una película que dejará huella en la historia.